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Sunday, April 29, 2007

Adiós, España

Leyendo el más que recomendable libro de Jesús Laínz "Adiós, España", de pronto me encuentro con la siguiente cita:

"No es éste tiempo de estarse con los brazos cruzados el que puede empuñar la lanza, ni con la lengua pegada al paladar el que puede usar el don de la palabra para instruir y alentar a sus compatriotas. Nuestra preciosísima libertad está amenazada, la patria corre peligro y pide defensores: desde hoy todos somos soldados, los unos con la espada y los otros con la pluma. Ya vino el día en que pueden salir del pellejo los corazones y puedo yo añadir que he llegado dichosamente a la época de mi edad en que el hombre de bien y el buen ciudadano, ni por esperanza de mejor fortuna, ni por temor de la muerte, debe hacer traición a su conciencia. ¿Qué diría de mí la patria? ¿Qué pensarían los buenos y los malos de mi silencio? ¡Yo mudo ahora! ¡Yo, que hace tantos años que no he empleado la pluma y mi celo sino en honra y gloria de mi nación, ahora sin dar señales de vida en el momento en que el enemigo de la Europa maquina su esclavitud o su desolación! ¡Manos a las armas y Dios bendiga la noble intención de tan santa empresa! "

El autor no es otro que un catalán llamado Antonio de Campmany y de Montpalau, es un extracto de su "Centinela contra franceses".

Sigo leyendo y me encuentro con el General Prim, natural de la hermosa ciudad de Reus, que se dirige a sus soldados en la jornada de la "Loma de las Mochilas" en estos términos:

"¡Soldados!: ¡Podéis abandonar esas mochilas porque son vuestras, pero no podéis abandonar esta bandera, que es de la Patria! ¿Permitiréis que el estandarte de España caiga en poder de los moros? ¿Dejaréis morir solo a vuestro general?".

No me detengo y al seguir avanzando con mi lectura descubro a Joan Estelrich, diputado de la Lliga Regionalista en las cortes de 1931, que decía lo siguiente:

"Lo que nosotros queremos es que todo español se acostumbre a dejar de considerar lo catalán como hostil; que lo considere como auténticamente español; que ya de una vez para siempre se sepa y se acepte que la manera que tenemos nosotros de ser españoles es conservándonos catalanes (...) que no nos desespañolizamos ni un ápice manteniéndonos muy catalanes; en fin, que la garantía de ser nosotros muy españoles consiste en ser muy catalanes. Porque lo contrario es ir contra la naturaleza. Y por lo tanto debe acostumbrarse la gente a considerar ese fenómeno del catalanismo no como un fenómeno antiespañol, sino como un fenómeno españolísimo". (J. Estelrich, Catalanismo y Reforma hispánica, Ed. Monatner y Simón, Barcelona 1932, p. 155)

Sin dejar a la gente de la Lliga Regionalista, me topo de pronto con unas palabras del mismísimo Cambó en sus Memorias:


"En su conjunto, el catalanismo era una cosa mísera cuando, en la primavera de 1893, inicié en él mi actuación y le consagré mi vida de lleno (...) Organizamos excursiones por los pueblos del Penedés y del Vallés, donde había algún catalanista aislado (...) al llegar, generalmente la plaza estaba vacía y sólo se veían algunas cabezas asomando por las esquinas (...) Aparte la juventud, no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio (...) Aquel era un tiempo en que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre sí". (F. Cambó, Memorias, pp. 37, 40 y 42)


Del mismo Cambó, también en sus Memorias, son las siguientes palabras:


" Como en todos los grandes movimientos colectivos, el rápido progreso del catalanismo fue debido a una propaganda a base de algunas exageraciones y de algunas injusticias: esto ha pasado siempre y siempre pasará, porque los cambios en los sentimientos colectivos no se producen nunca a base de juicios serenos y palabras justas y mesuradas. Además de un fondo de verdad, para romper la costra de la indiferencia con que chocan todas las novedades y que protege a los statu quo, hay que conceder que los movimientos transformadores se tomen algunas libertades". (F. Cambó, Memorias, p. 41)


Sigo con el libro y me encuentro con don Josep Pla que me dice lo siguiente:


"Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximadamente un catalanista: era generalmente un hombre distinguido que tenía fama de chalado". (J. Pla, Cambó, Edicions de la Nova Revista, Barcelona 1928, p. 46.)



Por hoy termino con Rovira i Virgili, que da nombre a mi universidad, y que nos decía esto:

"Había unos cuantos catalanistas en Barcelona y algunos otros escampados por las comarcas. Se los podía contar. Muchas villas tenían un solo catalanista; otras, ninguno". (A. Rovira i Virgili, Resum d'història del catalanisme, p. 64)

1 comment:

Anonymous said...

Y aqui van unas palabrillas mias q ya va siendo hora de hacerlo q esto es una verguenza lo se!!

En general me ha gustado lo q has puesto, aunque he de reconocer q todo lo referente a cataluña me pilla casi de nuevas, estoy poco puesta para q mentir, pero eso no es bueno y culturizarse siempre está bien así q se de una q tiene q hacerlo...por lo pronto empiezo leyendo lo q has puesto aqui y como te he dicho ya me quedo con estas palabras..."Lo que nosotros queremos es que todo español se acostumbre a dejar de considerar lo catalán como hostil; que lo considere como auténticamente español...", me parece muy bueno el párrafo (no es plan de copiarlo todo) y esq en mi opinión el problema no son los catalanes, el problema es el catalanismo mal llevado, pero no me mojo más q me arriesgo a meter la pata hasta el fondo!!

muxos besos cat!!!