Hace unos días que mi vida se vió reflejada en las canciones de uno de mis grupos preferidos. Puedo decir, como decían ellos, que nunca he sentido igual una derrota que cuando ella me dijo se acabó y que he soñado muchas veces que regresaba y en mis brazos lloraba por su error pero luego un ruido del bar me despertaba y el que lloraba entonces era yo. Ahora ya conozco la calle del olvido y sobre un vidrio mojado he escrito su nombre sin darme cuenta pero todavia no me imagino como podré vivir sin ella. Ya empecé a guardar en una caja todas sus cartas, las fotos y alguna lágrima pero recordé su voz bromeando en las tardes y debo aceptar un cambio de planes. Quiero pensar que sólo ha sido un sueño, cerillas en un apagón pero entonces un avioncito de papel se destrozó contra el mantel y leí su adiós escrito en él. No quiero decirle déjame pues aún sigo colgado a sus caderas, esta es sin duda otra tarde en la que no puedo olvidar sus ojos de gata y aunque una voz me grita "que solo estás" sé que no es verdad porque mis amigos, eternos poetas muertos, no me dejan. Yo os juro que era buena chica aunque ahora ya no amanece. Sólo os puedo decir que he muerto y he resucitado y con mis cenizas un árbol he plantado, su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado; porque como dijo alguien una vez "The show must go on". Y a tí amiga mala suerte, a tí tristeza os digo adiós.
Alberto.
